Tuesday 1 February 2011

APARICIONES Y EVENTOS EN ROJO

UN TEXTO SOBRE LOS ENCUENTROS ROJOS DEL TERCER TIPO
A TEXT ABOUT THE CLOSER RED ENCOUNTERS OF THE THIRD KIND
by : Alejandro Marre Guatemala 12 February 2011
Como suelen ser o pensarse, los encuentros cercanos del tercer tipo, suponen una ruptura de la cotidianidad o de las situaciones consideradas “normales” en la cronología de la vida. Un encuentro casual que no tiene casualidad, pero que se comprende como tal dentro de un contexto creativo.
Esther descendió del avión en el aeropuerto La Aurora, en ciudad de Guatemala. Sin conocer muy bien su destino y cargada de equipaje e ideas. El motivo, una muestra personal en el espacio de Proyectos Ultravioleta. En su estancia ¿por que no? brindar un taller sobre el concepto de situasionismo.
Los elementos de un encuentro cercano del tercer tipo, pueden o podrían generar choques energéticos y fricción especial, un estimulante natural para la creación de ideas, intercambio de pensamientos, dudas, experiencias. Los seres encontrados en “econtrantes”, inventan palabras, fórmulas y códigos secretos, preparan brebajes especiales para darse la bienvenida, para pasar el rato y también para despedirse, en el momento que el encuentro cercano del tercer tipo concluya.
Esther llegó, cantó, y platicó sobre los temas que ama. Sobre las ideas y referentes a los que admira, y compartió en varias sesiones, sus experiencias como artista. El resto del grupo: Stephan, Byron, Kiki , Hugo, Sofia, Pablo y Alejandro, permanecían atentos y celebraban las bromas de Esther, al ritmo de la michelada (brebaje mágico y símbolo de los encuentros cercanos del tercer tipo).
La Internacional Situasionista llegó a la Little rambla de la sexta avenida del centro histórico guatemalteco y tomó posesión temporal del espacio y de sus ojos cotidianos, capturando momentos, espacios arquitectónicos, situaciones e ideas. De bar en bar, parques, el teatro nacional y el baño del café Europa (a un costado de UV) fueron los aeropuertos hacia las dimensiones más bizarras y maravillosas del taller de Esther.
Dudas, por supueto, aunque preferimos llamarlas: inquietudes. Ese agujero de hormigas que fue puesto en acción con los nuevos conceptos, hizo un estallido de movimientos y personalidades a punto de hervor, en un plano creativo. Esther, relajada y risueña, contestaba a cada pregunta con una cátedra en donde los manifiestos, las ideas, los autores y las obras, salían a recorrer junto al grupo ese universo de la Little rambla.
Los encuentros cercanos ocurren pocas veces en la vida, pueden contarse con los dedos de la mano izquierda (por codificación situasionista), aunque por la naturaleza caótica del universo ocurren a cada segundo, pero en diferente dimensión y en diferentes tiempos. Algunas personas prefieren esperarlas, otras siguen el curso de sus vidas como si una brisa les hubiese tocado el rostro.
Llegó a la acción: caminatas vespertinas con buen clima, disfrazados de turistas o de diplomáticos urbanos, los integrantes “encontrados” en estos encuentros cercanos del tercer tipo, iban y venían en la búsqueda de una idea, de una estética y de un producto para sumarle a la experiencia grupal. Todos estos aportes, han quedado documentados por lentes de varios de los integrantes.
Los encuentros suceden, germinan y concluyen. Aunque quedan guardados en las mentes de los participantes. El desencuentro es parte del momento. Los espectadores no tienen una idea clara de lo que ha sucedido en el grupo y acuden a sus productos con el ánimo de atisbar cierta especie de razonamiento al respecto.
Esther montó el evento “Rojo” ante un grupo de asistentes locales. Los “otros”, los de los encuentros cercanos, navegaban de forma undercover, mientras se rolaba un fanzine-artefacto con la documentación del encuentro. La complicidad flotaba en el ambiente, como un puñado de niños que hicieron alguna travesura.
El desencuentro supone además la nostalgia de los encuentros pasados. El desencuentro es parte del proceso del encuentro, porque afina los sentidos hacia los futuros encuentros, hacia la gracia de los pasados y hacia una formalidad de captura en el momento presente.
Esther comió la última pizza y la última michelada en el Bar Central (embajada española underground). Mientras conversaba sobre las dictaduras y sobre Bretón, a cinco metros un hombre volaba por los aires tras el impulso de un auto deportivo, llegó la policía, los bomberos y los voyeristas.
Y los encuentros nos encontraron.
Esther llegó a Londres y nosotros nos diseminamos en Guatemala, la Little rambla quedó un tanto desencajada, un poco desapercibida, un poco adormecida.

Alejandro Marre Guatemala 2011

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